jueves, 25 de julio de 2013

Al lado del dolor.

Los humanos somos capaces de las mayores proezas, y por desgracia, también de las mayores barbaridades.

Me quedo con las maravillas y los prodigios que se revelan cuando Corazón y Mente son Uno. Me quedo con lo mejor que surge de las personas en esos momentos en que nadie es nada más y nada menos que una persona. Con esos momentos en que no somos lo que hemos estudiado ni lo que hacemos, ni lo que tenemos, ni nuestro puesto en la sociedad, ni nuestro pasado Me quedo con esos momentos en que tan solo sentimos igual. Sentimos miedo y dolor cuando vemos que la vida se nos va. Sentimos miedo y dolor cuando vemos que la vida de alguien se va a nuestro lado.

Y si solo tenemos nuestras manos para tapar heridas, nuestra voz para llamar a gritos a la vida, es muy posible que hagamos lo que nunca pensábamos que podríamos hacer.

Tras ello, pase lo pase, haya decidido la Vida / el Universo / Dios lo que haya decidido, también tú, si has sido el que gritabas, el que actuabas, el que querías mantener aquí a alguien, el que acompañabas, debes de cuidarte.

El impacto suele ser mayor de lo que podemos afrontar. Pide ayuda, no te de vergüenza. A veces creemos que los que importan son los que han estado a punto de irse, los que se van y los seres queridos que han perdido a alguien. Pero tú también importas, mucho.

Pide ayuda, que no te dé vergüenza. Llora todo lo que necesites, grita todo lo que necesites, reza, duerme, habla.

No todos estamos entrenados para ser héroes. En eso consiste. Un humano normal actúa como un ser excepcional.

Un abrazo muy grande, enorme.


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